En 1901, poco después de que la familia Pansini se trasladó a una gran casa en Ruvo di Puglia, Italia, fueron víctimas de diversos fenómenos poltergeist. Alfredo Pansini, uno de los hijos de la familia tenía la capacidad de entrar en trance, que según los testigos, los “ángeles” hablaban a través de él y tenía visiones. La familia explicó, que el pequeño desaparecía de la casa reapareciendo en un estado de aturdimiento en la ciudad o en pueblos cercanos. Estas supuestas teletransportaciones fueron frecuentes durante los siguientes tres años, hasta su adolescencia en 1904. Justo antes de eso, sin embargo, el hermano menor de Alfredo también comenzó a teletransportarse, y en una ocasión desapareció de su casa y apareció a bordo de un barco de pesca a unos pocos kilómetros del puerto de Barletta. Joseph Lapponi, el asesor médico de los Papas León XIII y Pío X, entrevistó a los testigos y escribió un libro sobre el caso. En una de las investigaciones que realizó Lapponi, el Obispo Pasquale Bernardi encerró a los dos chicos en una habitación, cerrando todas las puertas y ventanas, sin embargo, a los pocos minutos los jóvenes desaparecieron.
viernes, 24 de mayo de 2013
Personas teletransportadas
Personas teletransportadas.
Las teletransportaciones de seres humanos no son difíciles de encontrar en contextos folclóricos y religiosos. Uno de los primeros ejemplos fue la registrada por el reverendo Robert Kirk, en su obra clásica del siglo XVII. El gran filósofo del siglo I Apolonio de Tiana, se dijo que se teletransportó a sí mismo de forma instantánea a Éfeso (una localidad de la actual Turquía) para el tratamiento de los enfermos de la peste. Muchos santos cristianos, según las leyendas, en ocasiones eran llevados por los ángeles de un lugar a otro con una gran rapidez. Al principio de su carrera, Sathya Sai Baba, un líder religioso hindú, afirmó tener capacidades sobrenaturales milagrosas, con la capacidad de teletransportarse a sí mismo a la vista de los demás. El psicólogo Erlendur Haraldsson afirmó haber sido testigo de las teletransportaciones de Baba.
En 1901, poco después de que la familia Pansini se trasladó a una gran casa en Ruvo di Puglia, Italia, fueron víctimas de diversos fenómenos poltergeist. Alfredo Pansini, uno de los hijos de la familia tenía la capacidad de entrar en trance, que según los testigos, los “ángeles” hablaban a través de él y tenía visiones. La familia explicó, que el pequeño desaparecía de la casa reapareciendo en un estado de aturdimiento en la ciudad o en pueblos cercanos. Estas supuestas teletransportaciones fueron frecuentes durante los siguientes tres años, hasta su adolescencia en 1904. Justo antes de eso, sin embargo, el hermano menor de Alfredo también comenzó a teletransportarse, y en una ocasión desapareció de su casa y apareció a bordo de un barco de pesca a unos pocos kilómetros del puerto de Barletta. Joseph Lapponi, el asesor médico de los Papas León XIII y Pío X, entrevistó a los testigos y escribió un libro sobre el caso. En una de las investigaciones que realizó Lapponi, el Obispo Pasquale Bernardi encerró a los dos chicos en una habitación, cerrando todas las puertas y ventanas, sin embargo, a los pocos minutos los jóvenes desaparecieron.
En 1901, poco después de que la familia Pansini se trasladó a una gran casa en Ruvo di Puglia, Italia, fueron víctimas de diversos fenómenos poltergeist. Alfredo Pansini, uno de los hijos de la familia tenía la capacidad de entrar en trance, que según los testigos, los “ángeles” hablaban a través de él y tenía visiones. La familia explicó, que el pequeño desaparecía de la casa reapareciendo en un estado de aturdimiento en la ciudad o en pueblos cercanos. Estas supuestas teletransportaciones fueron frecuentes durante los siguientes tres años, hasta su adolescencia en 1904. Justo antes de eso, sin embargo, el hermano menor de Alfredo también comenzó a teletransportarse, y en una ocasión desapareció de su casa y apareció a bordo de un barco de pesca a unos pocos kilómetros del puerto de Barletta. Joseph Lapponi, el asesor médico de los Papas León XIII y Pío X, entrevistó a los testigos y escribió un libro sobre el caso. En una de las investigaciones que realizó Lapponi, el Obispo Pasquale Bernardi encerró a los dos chicos en una habitación, cerrando todas las puertas y ventanas, sin embargo, a los pocos minutos los jóvenes desaparecieron.
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